
La muerte de un ser querido es uno de los momentos más dolorosos por los que atravesamos los seres humanos. Despedirse para siempre de alguien a quien quieres, no es fácil. Sin embargo, la muerte es parte de la vida y el haber pretendido ocultarla no hablando de ello o tratando de protegernos del dolor, no hará que la evitemos. Tarde o temprano, pasaremos por el duelo que se deriva de la muerte de un ser querido.
Cuando nos enfrentamos a un duelo, lo primero que tenemos que tener claro es que cada uno vive los duelos de diferente manera porque cada persona tiene maneras diferentes de enfrentarse a las circunstancias de la vida, y porque influyen innumerables variables.
Una de ellas, es el vínculo que teníamos con el ser querido. Cuanto mayor sea el vínculo que nos unía a esa persona, mayor será el duelo en cuanto a intensidad y duración. Pero no debemos dejar pasar por alto el hecho de que también variará en función de lo que hayamos perdido, y es que cuando se marcha un ser querido, no sólo se marcha la persona como tal, sino todo lo que implica, y a veces, eso que implica es mucho… puede que con esa persona, se vaya la seguridad que teníamos, o que se vaya la protección, o el amor incondicional que sentíamos.
Sin embargo, otras veces a pesar de que podamos tener un vínculo muy fuerte con alguien, si no se ha llevado consigo algo fundamental para nosotros, puede que vivamos el duelo de diferente manera. Puede que alguien pierda a un padre, pero no sienta que ha perdido algo vital, sin embargo otra persona puede perder a su padre pero además sentir que ha perdido su punto de apoyo en la vida. Es innegable que ambas personas van a sufrir el duelo, pero la intensidad y duración no tendrá nada que ver en una y en otra situación.
Con esto, quiero decir, que no debemos sentirnos presionados para vivir el duelo de determinada forma. Las personas que tenemos alrededor, quieren vernos bien y por eso muchas veces tratan de intervenir en nuestro proceso intentando que nos animemos antes de tiempo, o diciéndonos que “llorar no sirve de nada”. Llorar, es de las cosas más necesarias que existen para expresar la emoción, no sólo es necesario, si no que es vital para poder elaborar correctamente un duelo.
En general el duelo tiene diferentes fases;
- Negación.
- Enfado.
- Culpa.
- Tristeza profunda.
- Melancolía.
- Aceptación.
- Reconstrucción.
No hay que atravesarlas todas, ni hay que hacerlo de forma lineal, es posible que se mezclen entre sí, el hecho de que estés ya varios días sintiendo melancolía no quiere decir que ya no puedas sentir enfado, ni que si lo sientes estás retrocediendo. La palabra duelo, viene del latín “dolus”, que significa dolor, por lo tanto la montaña rusa de emociones es no solo natural sino necesaria.
Lo más importante de todo es que tengas presente que aunque lo veas imposible, el dolor pasará. No tengas miedo a sufrir, porque pasará. No tengas prisa por estar bien, porque sólo es posible disfrutar del sol cuando la tormenta amaine.
Hay un dicho por ahí, que dice, que lo importante es aprender a bailar bajo la lluvia, y no puedo estar más en desacuerdo. No. Cuando llueve hay que resguardarse, y esperar a que pase, utilizando ese rato para estar hacia dentro, calentarnos, estar tranquilo, vivir la tormenta siendo consciente de ella y cuando pare de llover, entonces se sale. No hay que bailar debajo de la lluvia, de hecho cuando se empieza un duelo, es necesario que hagas cosas que no requieran mucha energía, porque gran cantidad de ella se te irá en el duelo.
Durante el proceso de duelo:
- Mantén tus rutinas de higiene básicas.
- Come (sin hambre, lo sé, pero come)
- Duerme (si te es muy complicado visita a tu médico para que te recete algo que te ayude a descansar, es básico para cualquier recuperación)
- Haz tus actividades cotidianas (ir a trabajar y atender a tus hijos o las tareas básicas de casa)
- No importa que no te concentres en una película, aunque sea de fondo puedes ponerla.
- Apóyate mucho en tu red social, habla con ellos, cuéntales como te sientes.
- Si alguien te presiona mucho para que estés bien, aléjate de esa persona.
- Acércate a quien te permite tus estado emocionales y te facilita la vida.
- Si pasado más de 1 año, sigues con la tristeza profunda típica del primer mes, es momento de acudir a un terapeuta.
Los duelos, siempre se viven, siempre. Si no se viven en el momento que toca porque no le hemos dado el espacio necesario, se enquistarán y saldrán al exterior más adelante camuflados bajo depresión, ansiedad o cualquier otro desorden sin causa aparente. Vivir el duelo cuando toca, es lo natural y aunque al principio creas que no podrás soportar tanto dolor, que no cesará nunca o que no lo superarás, ten por seguro que eso no será así, pero te puedo asegurar también que es fundamental para que la herida sane, que primero escueza.
Si quieres saber más sobre cómo gestionar los duelos, cómo acompañar a alguien que está pasando por un duelo o cómo gestionar los duelos con niños, inscríbete a mi newsletter, recibirás el día 15 de mayo una guía completa sobre el duelo para poder gestionarlo de una forma sana tanto en adultos como en niños.
Deja una respuesta