
Seguro que alguna vez te has quedado pensando cómo podrías decirle que no a ese amigo que ahora se ha quedado soltero y quiere salir de fiesta todos los fines de semana mientras tú te arrastras de cansancio , o cómo ponerle límites a ese cuñado que te llama los sábados por la mañana para que le mires el ordenador y “luego te invito a unas cañas”.
Poner límites nos cuesta. El problema viene cuando esto se repite con frecuencia y sientes que eres incapaz de manejarlo. Te sientes invadido, que no se te respeta y al final tienes una sensación de ser poco valioso para los demás, cómo si pudiesen hacer contigo lo que quieran.
Pero ¿Por qué nos cuesta tanto poner límites? Normalmente decir “NO” a los demás viene muy asociado con la culpa.
La culpa es la emoción que nos ayuda a valorar si aquello que hemos hecho está bien o mal y a reparar los daños cuando nos hemos equivocado. Por lo tanto la culpa es necesaria para no convertirnos en psicópatas. Cuando hago algo mal, me conecto con la culpa. Por lo tanto, si sientes culpa cuando has intentado o has puesto límites, es porque crees que hacerlo está mal.
¿Y por qué creemos que poner límites está mal? Influyen varias cosas, no hay una única causa.
- EL TIPO DE EDUCACIÓN QUE HEMOS RECIBIDO.
2. TU PERSONALIDAD.
3. LA SOCIEDAD EN LA QUE VIVES.
4. TUS EXPERIENCIAS.
En general a todos nos cuesta poner límites a los demás y es que además de todo lo anterior, también influye el no querer decepcionar al otro, no querer generar situaciones incómodas y sobre todo que no nos dejen de querer por el hecho de poner límites, nuestros límites.
Sin embargo, suele pasar desapercibido el que antes de plantearte trabajar la manera de aprender a poner límites a los demás, debes hacer un trabajo personal en el que tu aprendas a ponerte tus propios límites y sobre todo, respetarlos. Suele ser frecuente que a las personas a las que les cuesta especialmente poner límites, tengan un poco abandonado su propio autocuidado y autoregulación emocional.
Empieza a ponerte límites a ti mismo. Respeta tus tiempos de descanso, aprende a parar el trabajo, a comer cuando tienes hambre, a dormir cuando lo necesites, a respetarte y respetar tus estados.
Cuando respetes tus propios límites, te será mucho más fácil conectar con la necesidad de poner límites a los demás para no sentirte invadido.
Sin embargo no siempre es fácil lidiar con las emociones incómodas que a veces se generan cuando ponemos límites a los demás y no son bien recibidos. El trabajo en inteligencia emocional, siempre va a facilitar que puedas gestionarlo más fácilmente.
El día 15 de este mes de Junio si estás suscrito a mi newsletter, recibirás la guía completa “Decir No. Aprende a poner límites de forma sana”, en donde aprenderás a comenzar el trabajo en ti y a saber cómo poner límites a los demás con ejemplos prácticos para que puedas manejar el conflicto que pueda generar. Además al suscribirte te llevarás mi ebook, de los 10 básicos para tu autocuidado emocional. Nos vemos el día 15!
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